Cocó. 21 por ahora. Sin gatos, la mayor de una colección de tres hermanas, adicta a las variaciones del té con canela, fumadora más que social, emotiva. De creatividad lluviosa y nublada, de risas despejadas y calurosas, desapegada y enraizada en cosas que no debería, pequeña de estatura, desenterrando a la otra que se revolcaba de risa y no tenía miedo a hacer el loco, pescadora de recuerdos, friolenta y feliz dentro de todo.

martes, 7 de mayo de 2013

Flashback.

Puedo parecer loca y quizás lo esté un poco. Después de años de buscar una vieja amiga la he encontrado y contactado, estoy esperando su respuesta. Me alegra saber que su inteligencia siga en pie y más viva que nunca, hasta me siento orgullosa.
Cuando pienso en todas las cosas que dejé atrás en algún momento, me doy cuenta que hay personas, lugares y recuerdos de los cuales no quiero desprenderme. 
Estoy emocionada, y sea cual sea el resultado me siento contenta. Pude complacerme sabiendo que está viva y que está bien.
Temí que hubiera pasado lo peor, y aunque sé que no recuerdo el momento exacto de cuando dejamos de hablar, mis sentimientos de cariño hacia ella siguen intactos. Tiene mi edad, y compartimos recuerdos y esa generación que aunque avanza en edad sigue viéndose de quince. 
Hoy, hace un par de horas (son las 8 de la mañana) Delfina despertó, como siempre, para tomar su leche. Sólo que era la primera vez que dormíamos juntas, abrazadas, calentitas. Ambas tan pequeñas como un grano de arroz. Después de su banquete cayó rendida otra vez, siempre calentita, como una miniestufa, no como yo, fría y despierta. Fue ahí cuando me encaré el cansancio y decidí quedarme despierta he intentar dar una vez más con el paradero de ella, sólo que ésta vez tendría éxito.
GRACIAS, susurré en silencio.

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