Cocó. 21 por ahora. Sin gatos, la mayor de una colección de tres hermanas, adicta a las variaciones del té con canela, fumadora más que social, emotiva. De creatividad lluviosa y nublada, de risas despejadas y calurosas, desapegada y enraizada en cosas que no debería, pequeña de estatura, desenterrando a la otra que se revolcaba de risa y no tenía miedo a hacer el loco, pescadora de recuerdos, friolenta y feliz dentro de todo.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Unloveable

Ayer se cumplieron tres meses desde que llegué a ésta ciudad y estoy casi igual que a las tres semanas, lo único nuevo es el sentimiento, esa sensación dormida y destripada. 
Han pasado tantas cosas por mi mente y en mi cuerpo, que no sabría por donde empezar, así que empezaré por lo que duele, para conseguir un final feliz.
Mi útero es un saco de emociones, es como un corazón acongojado, hambriento y dolorido, tiene vida propia, y creo que si tuviera manos me estaría pellizcando y dando golpes, me haría cosquillas y me arrastraría hacia adentro, al submundo rosado y pegajoso como un algodón de azúcar. 
Escucho Svenfn-g-englar, y mi útero danza en lo pequeño de mi cuerpo, en el espacio infinito del dolor punzante y la humedad maldita. Me parece que está hablando, me dice que está presente, que es mi centro, que es todo lo que yo soy, que me revelo en el medio  de sus trompas, que su susurro es mi placer. Mi útero es casi una persona, o un ente dominante, me reprime, me exaspera, me ilumina y me entierra en la profundidad de la duda y la inexpresión.  Cuando acerco mi mano a él, la toma con fuerza y se retuerce, mirándome a los ojos, haciéndome doler, diciéndome que sólo sufriendo puedo ser feliz, que sólo soportando ganaré.
Mi útero también es un túnel, un túnel finito y suave, en el que mi amante está más que reconocido, ya es de la casa y mi placer como un perro fiel, corre a su encuentro desde el momento en el que me penetra. No por nada lo ha esperado cada vez que estuvo lejos, y lo perdonó más de una vez por irse y por volver, por entrar a otros túneles, por besar otras rosas, olvidándose que aquí le esperaban con banquete, con dolor y sacrificio, pero por encima de todo, con cariño. Mi amante es también quien me hace disfrutar mis propios sonidos, mis propios gemidos, mis propios fluidos, y los transforma en nuestros, y mi útero aunque doliente, vuelve a ser el hogar de los dos. Él me roza y me despierta, junto con todos los canales que están cerrados, revuelve todos esos mares en calma y los revienta en las rocas, me pone rígida de éxtasis, me agarra firme y me suelta, me besa al ritmo de canciones que yo creo que nos hablan, nos inspiran, nos guían en un ritmo atrevido o amoroso. Mi útero es su casa, y así como lo trató bien, también le hizo daño, le hicimos daño, le herimos, le ofendimos, le engañamos. Aún así sigue siendo maltrechamente suyo. 

Me declaro ineficiente para muchas cosas, no porque no sea capaz, es porque no tengo ganas, y lo más triste es que no sé de donde carajo sacarlas. Es como si estuviera anestesiada, sedada, o dopada, estoy con un pie puesto en la tumba del pasado y otro casi traspasando recién la línea del presente. No imagino un futuro, me hago un par de ideas, pero estoy agusanándome y yo como buen gusano disfruto del festín de la forma más asquerosa.


Aún en éste estado deshonroso, he tomado un par de decisiones que marcarán la línea que dictará el curso del presente hacia un futuro satisfactorio. Tengo muchas ideas, muchas metas, muchos sueños y muchos "muchos". He decidido no tomar ciertas drogas, no asistir a ciertos turnos, no callar ciertas cosas, no faltar a ciertas partes, no fingir ciertas cosas, no ocultar ciertas otras. Estoy en un estado en que todo me da lo mismo, así que lo tomaré como ventaja, estoy cansada de ser mi propio pie haciéndome la zancadilla. Voy a matar lo que queda de mí, para ser la que siempre fui. Seré mi propia madre y me daré a luz. 

El único espacio que necesito, es aquél que está en mi mente, y el único tiempo que necesito es el que gastaré apaleándome las costillas para despertar, estoy muy dormida. 
Estoy contenta de saber que ésta semana se celebraran muchos funerales dentro de mi ser, y se celebrarán muchos nacimientos en los días venideros, hasta el final de mi existencia.

martes, 3 de septiembre de 2013

Las palabras se las lleva el viento,  pero sobreviven en el eco del tiempo. Me considero alguien de pocas palabras, pero no estoy segura de haber sido lo suficientemente inteligente como para usarlas en el momento y lugar indicado. Es difícil aceptar el silencio propio cuando irónicamente hace eco en alguien más, como ahora. Hasta ahora no me importaba, y no sé como empezar.