Cocó. 21 por ahora. Sin gatos, la mayor de una colección de tres hermanas, adicta a las variaciones del té con canela, fumadora más que social, emotiva. De creatividad lluviosa y nublada, de risas despejadas y calurosas, desapegada y enraizada en cosas que no debería, pequeña de estatura, desenterrando a la otra que se revolcaba de risa y no tenía miedo a hacer el loco, pescadora de recuerdos, friolenta y feliz dentro de todo.

martes, 30 de abril de 2013

El saludo del Alba (Parte 1)

No importa- Se dijo a si misma, mientras se abrazaba a la almohada. Ella sabía que en el fondo era una de sus tantas maniobras mentales para no amanecer con los  ojos hinchados. Su corazón estaba inquieto y cansado, como una sombra dulce que se despide en el alba.  Alguien llamó a la puerta.
-Déjame morir en paz, pensó. Escondiendo toda seña de desesperación. 
-No comiste-. Dijo Ester ofendida. Más que hacerte daño lo que haces son desaires- Agregó. Tu plato quedó servido ¿Qué se supone que haga con él?
Tuvo ganas de cerrarle la puerta en la cara, después recordó que no era su casa, y que todo lo que le sucedía no era culpa de nadie más que de ella misma.
Después de convencerla volvió a la cama, pensativa. 
-¿Qué se supone que deba hacer con él?- Repitió. Después de todo, siempre daban por sentado de que se iba a sumar a una familia que no era la suya para disfrutar juntos la comida del día. Cosa que había querido evitar desde su llegada. 
Ana la había llamado temprano, quería que la acompañe a comprarse   un vestido para la fiesta de año nuevo. Seguramente escogería uno muy atrevido, al menos lo suficiente para que Agustín no pudiera resistirse a sacarla a bailar, tocar su delicada cintura y con suerte poder alcanzar sutilmente uno de sus pechos. 
No estaba segura de poder soportar la mantra de odio a sí misma que Ana recitaba con el objetivo de que se le contradiga. Siempre supo que no era la chica insegura resignada a subirle el ego a los demás, mucho menos a una chica que estaba muy consiente de sus atributos. 

Encendió un cigarro, el último de la cajetilla. Caminó lento por el pasillo, bajó las escaleras y se encontró triunfante frente al espejo. Su maniobra dio frutos una vez más, y los ojos con sus respectivos párpados estaban en su lugar. Encendió la contestadora para escuchar los mensajes.
-Eh, Sole... te esperé hasta las ocho y me fui sola a comprar el vestido. Me aburrí de esperarte...
Pip.
-Sole... ya compré el vestido, ven a verlo, no está tan mal.
Pip.
-Amiga, me encontré con Agustín, me hice la que no lo vi. Sé que se morirá esa bendita noche, en realidad lo único que quiero es que me lo arranque jaja ¿Cuándo vamos por el tuyo?
Pip.
Ahora tenía que conseguir uno para ella. No recordaba cuando fue la última vez que entró a una tienda. 

Ester había aseado toda la casa. Eso sólo sucedía cuando se sentía mal, como si se desquitara sacando el polvo y puliendo los chiches. A veces estaba todo tan asqueroso que daban ganas de hacerla enojar. 
-¿Qué te pasó ahora?- Preguntó sin interés.
-Nada-. Contesto sonándose frenéticamente la nariz.
-Ah- Contestó secamente. Pensé que estabas otra vez dándole espacio a tus problemas.
Ester la miró desconcertada. ¿Tan obvio es?- Preguntó acongojada. 
La conversación duró más de una hora, en la cuál más que prestarle atención le servía de presencia, su mente volaba como alma en pena por la habitación y caía en la cuenta de que debía escuchar las penas de su improvisada paciente mientras sus pensamientos chocaban con las paredes. 




viernes, 26 de abril de 2013

Viva la independencia!

En mi corta vida he tenido muchos trabajos, algunos muy sacrificados, otros relativamente relajados, pero definitivamente ninguno podría ser calificado como fácil. He pasado desde sueldos miserables a otros endiabladamente absurdos. Algunos de mis trabajos incluso han sido voluntarios, comunitarios, y otros casi traspasando el límite de lo legal. Aprendí pronto que no hay que fiarse de cualquiera, y que yo y sólo yo decido en cómo va a ser mi futuro. Tampoco pediré disculpas por mi vida. 
Para nadie es fácil hacerse de un nuevo comienzo y la vida está llena de esos momentos. Sé que mientras esté viva, debo despertarme cada mañana dispuesta a tomar decisiones. También sé que las relaciones estables están sobrevaloradas. La inestabilidad hace que el amor sea más latente que pasivo, la pasividad aburre y cuando me aburro me siento vieja, y eso es lo peor que le puede pasar a alguien que no lo es. Estaba decidida a estudiar Psicología, pero tras una serie de evaluaciones e investigaciones he concluido en que es una carrera tan asquerosa como derecho. Hablar así de un abogado no me libra de que algún día no lo necesite, sólo que no me gustaría estar en su lugar. 

De lo que estoy segura es que depende de mí la necesidad de un psicólogo o de un psiquiatra, vamos, ya pasé por eso y tuve el coraje de enfrentarme a la abstinencia horrible de los medicamentos que me mantenían tranquila en el rebaño, completamente sedada y cegada con que mis problemas en verdad lo eran... patrañas! Todos podemos hacernos responsables y decidirnos a avanzar, y lamento decir que en mi experiencia (y reitero, en mi investigación) muchas veces el "profesional" se limita a cumplir con su jornada laboral sin mantener un verdadero interés en el paciente, sino de los números en su cuenta bancaria a final del mes. Nos seducen con ideas que no son nuestras, pero ésta consiste en dar con los puntos débiles de nuestra humanidad. 
Ésta entrada más que nada es para apetecer las preguntas de "algunos" que no están contentos con el curso que está tomando mi vida, ¡lamentable! Al fin y al cabo soy yo la que tiene que convivir conmigo misma. Y en eso estoy, reconociéndome, cosa que no sucede hasta que estamos a solas con nosotros mismos, es ahí cuando el alma revela nuestro ser desnudo y sin la coraza social.
Somos uno para nosotros, único, original, un ser de luz. ¡A disfrutar de una vida completa conmigo misma!

jueves, 25 de abril de 2013

Síntesis del Argumento del tercer libro de la Saga Millenium.

La reina en el palacio de las corrientes de aire es el tercer y último libro de la novela Millenium, escrito por Stieg Larsson. Una historia de corrupción, injusticia, tráfico, abuso de poder, prensa y asesinatos cometidos antes y después de la caída de la Unión Soviética. Dentro de las víctimas nos encontramos con Lisbeth Salander, una chica reservada pero aguerrida y de habilidades especiales. Lisbeth cuenta con la ayuda de Mikael Blomskvist, periodista y redactor responsable de la revista mensual Millenium, después de ser enterrada viva al representar una amenaza para el reducido grupo de la policía secreta de inteligencia Sueca. Está viva, pero gravemente herida. Ahora debe lidiar contra el complot mediático al que ha sido expuesta, acusada de asesinatos que no cometió y tratada como una enferma mental. Mikael, más que periodista un detective, agotará los medios para poder ayudarla y hacerle saber que sigue con ella a su lado. 




martes, 23 de abril de 2013

Bonsái.-

Bonsái (2011)

“Emilia intervino, conciliadora y comprensiva. ¿Qué sentido tiene estar con alguien si no te cambia la vida? Eso dijo, y Julio estaba presente cuando lo dijo: que la vida solo tenía sentido si encontrabas a alguien que te la cambiara, que te destruyera tu vida. A Anita le pareció una teoría dudosa, pero no la discutió. Sabía que cuando Emilia hablaba en ese tono era absurdo contradecirla.”

Nunca fui patriota, nunca canté con tantas ganas el himno nacional, amo mi país, pero no mi patria. Amo su costa mordisqueada por el océano. Amo por sobre todo mi ciudad natal. Ésta película de Cristian Jimenez (2011), fue rodada en gran parte en Valdivia. Para mí es de esas que hay que ver mientras llueve, pucho en mano, café caliente. A mi parecer es para verla sola/o, y creo que es para un público mas limitado, no cualquiera disfruta de ésta historia que se sabe el final desde el principio. Condensa varios de mis grandes placeres: Hacer el amor, leer, sufrir, escribir, estar solo, esperar... Tragicómica, romántica, chilena.

El sujeto.

Mientras improvisaba una siesta, descubrí que las memorias de mi infancia son casi nulas. Recuerdo con dificultad cortos fragmentos de conversaciones y situaciones más que nada gráficas, como recortes de un periódico, fotografías, cortometrajes de mi propia historia. Trato de recordar en qué lugar de la habitación estaba mi cama, de qué lado dormía, cuáles eran las cosas que me gustaban, las películas que vi, las amigas que tenía. Todo me parece mucho más claro después del accidente, cómo si mi mente se esforzara en ocultarme de los días anteriores a ése. 
Recuerdo las piernas tibias de mi abuelo, sentada, sintiendo que el mundo era mío y que yo era la más bella de todas. Aún me parece sentir sus manos acariciando mi pelo, haciéndome reír y engordar con sus infinitos dulces. Recuerdo también sentirme millonaria cuando sacaba un puñado de monedas de su bolsillo, pasándomelo discretamente como si fuera droga. 
Generalmente en mi mente rondan los recuerdos más simples, algunos subidos de tono y otros sanos y alegres. Sé que si quiero puedo desenterrar los recuerdos más horribles, los más tristes, los más violentos y los más secretos de los secretos, porque los hay. La clave está en saber elegir. 

Debo admitir que algunas veces me permito sumergirme en esos recuerdos, sufrir un rato y volver a la vida, con una sonrisa sincera dibujada en la cara. Discernir entre el antes y el después, bosquejar con las manos un futuro prometedor, lleno de esperanza y de energía juvenil, esa energía que no siempre tengo. El orden de mis prioridades aveces supone un malestar físico, pero una satisfacción enorme. Otras veces me siento inadaptada para satisfacer las necesidades emocionales de otro, quizás justo ahora estoy pensando en él y no me imagino siéndole útil. Quizás no me permito ser amada, deseada, libre. También sé la razón.
Muchas veces me pregunto si seré la campeona de mi propia meta, aquella que me mantiene en lo más subversivo de mi misma. 
También sé que me alejé de la Iglesia para encontrar a Dios, y disfruto mis momentos de paz como si fueran sagrados, y como dijo A. Jodorowsky "Agradezco a mi ignorancia las cosas que voy a aprender", yo sé que escribir no me hace una escritora, pero ¿Por qué callar si nací gritando? Según madre nací ahorcada por su cordón umbilical... ¿Nací en silencio? 


Baño sublime.

Tendría más placer en mi vida, podría haber ignorado tu poema, frontal, una ráfaga de impertinencia. Es divertido estar en contra de las cosas, la juventud falsa y constante, el alma dilatada de toda triste desesperación. 
No se le puede enseñar a quien no quiere aprender, sobretodo si es el secreto de ignorar a quienes no se les agrada, evitar la lluvia febril de amarguras constantes. 
Vives del amor en una tina, los hombres dan el amor por sentado y no lo toman. Entonces traficas esa falsedad aparentemente sana e inocente, no culpas al amor por ser lo que es, culpas a tu discreción. 
No está en mi naturaleza entregarme, es por eso que ataco con el primer objeto a mano, estoy decidida a hacer lo que ninguna otra haya hecho.
Podrías comprar mi vagina a un dólar por noche, pero yo no lo quiero así, deseo que me conmuevas, el amor es mi droga y mi enfermedad está tan avanzada que necesito en vez de un doctor, la medicina de mejor calidad.
Lo que hay en mi mente es más interesante que lo que sucede fuera de ella, es por eso que debo decir lo que pienso. Es tortura hablar de pasión desde lejos, y de cerca ser tan repelente.

Mujer, estás desesperada, tan noble mente trastornada, la penetración del cortesano, el soldado, el letrado y ella la más desventurada e infeliz de todas. Suspira en vano y bebe, entonces busca en lo más profundo de ella y arranca el mal.

Huí de tu amor y ahora corro hacia él. Es ahí donde aún hay desequilibrio entre los dos: tomaste mi pequeño don y lo lustraste hasta hacerlo brillar. Jamás te perdonaré que me hayas enseñado a amar la vida.

*Inspirado en "El libertino".