Cocó. 21 por ahora. Sin gatos, la mayor de una colección de tres hermanas, adicta a las variaciones del té con canela, fumadora más que social, emotiva. De creatividad lluviosa y nublada, de risas despejadas y calurosas, desapegada y enraizada en cosas que no debería, pequeña de estatura, desenterrando a la otra que se revolcaba de risa y no tenía miedo a hacer el loco, pescadora de recuerdos, friolenta y feliz dentro de todo.

lunes, 20 de julio de 2015


Vuelvo a ser como antes; un puñado de silencios insoportables e incomprensibles para el resto de humanidad que a propósito o por accidente ocupan el derredor. Vuelvo a encontrar esa magia en las esquinas, en esos puntos tan ciegos como videntes, esos puntos estratégicos que juegan con la desición y las oportunidades, con el rumbo y la causalidad. 

Incendié un pasado de malas decisiones, de verbos mal conjugados, de reducirme de un entero para ser la mitad de un alguien, de mala suerte, de accidentes y provocaciones, de fijaciones inútiles y de números pares. Me dediqué a quemar recuerdos de fecha caducada, recuerdos incompletos, borrosos o desagradables, recuerdos de mentiras,  decepciones, de lágrimas que han cumplido con su ciclo. 

Vuelvo a preocuparme por mí y por los demás en lo secreto. Vuelvo a entregarme a algunos placeres culpables, volátiles y arrepentibles. Me despido de la alegría rebosante de mi rostro y en consecuencia, también de la tristeza. Me desprendo de las cargas que el destino logró sujetarme y renuncio a poner los sueños de los otros como límite para cumplir los míos.

Vuelvo a ser indiferente, despistada y precisa. Me cansé de lo agotador que es estar de acuerdo con el mundo, de intentar darle la mano a alguien que no la quiere recibir, de empatizar con gente herida de sí mismas, de dármelas de heroína y querer hacer feliz a todos. Me cansé de que la gente se fije más en lo que hago mal que las cosas que hago bien, de la ignorancia de la gente que juzga, de la flecha fácil del prejuicio, de que la vía pública sea un campo de batalla todos contra todos-sálvese quien pueda. Me cansé de la gente con el corazón duro, de la gente que le teme a los abrazos y a las relaciones. Y en consecuencia, decido retirarme a un mundo donde no todo gira en torno a mí, si no que yo giro en torno al mundo que yo elijo.

Decido que mi corazón se tome unas vacaciones,  que la dieta de la vida se presente durante su ausencia, que los recuerdos se queden congelando hasta cuando hagan falta, que las ventanas sirvan de escape, que la sonrisa decida nacer según los momentos. Me niego rotundamente a aceptar que los que ayer eran amantes hoy sean extraños. Me niego a sufrir por las cosas que no tienen remedio, me prohibo arrancar sin enfrentar, y decido retirarme para volver a luchar con más fuerzas una próxima vez. 



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