Cocó. 21 por ahora. Sin gatos, la mayor de una colección de tres hermanas, adicta a las variaciones del té con canela, fumadora más que social, emotiva. De creatividad lluviosa y nublada, de risas despejadas y calurosas, desapegada y enraizada en cosas que no debería, pequeña de estatura, desenterrando a la otra que se revolcaba de risa y no tenía miedo a hacer el loco, pescadora de recuerdos, friolenta y feliz dentro de todo.

domingo, 22 de febrero de 2015

La vida de pronto se puso seria. Toda esa alegría infantil que me poseía se fue dosificando hasta desaparecer. Las responsabilidades se multiplicaron y por primera vez, supe que era la frustración. La sonrisa me hacía doler la cara y el pecho, no estaba triste, estaba cansada, no estaba aburrida de vivir, estaba demasiado ocupada en crecer y ser útil a esta sociedad egoísta. 
Estoy cansada de tener que comenzar de cero, de volver, de terminar y volver otra vez. Estoy cansada de sentir que tengo que dar explicaciones sobre mis placeres y mis culpas. Estoy contenta de sentirme tan como la mierda porque es una de las formas en las que continuo conociéndome. Y estoy contenta de engordar unos kilos y mirar la playa, de soltar una carcajada donde no hay nadie más que yo. Estoy contenta de estar triste y llorar hasta dormirme, despertar con la cara hinchada pero con el corazón tranquilo.
Estoy contenta de poder escuchar a los demás sin pensar en mí misma y poder dedicarles mi atención. Estoy contenta de haber encontrado estos tres discos que me revolotean adentro y me hacen acabar de emoción. -
(8) Mi amor no tiene esperanza aunque te esperará, mi corazón se amansa, mi amor no tiene venganza, aunque te matará, este viejo no se cansa, siempre te perseguirá.(8)


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