Cocó. 21 por ahora. Sin gatos, la mayor de una colección de tres hermanas, adicta a las variaciones del té con canela, fumadora más que social, emotiva. De creatividad lluviosa y nublada, de risas despejadas y calurosas, desapegada y enraizada en cosas que no debería, pequeña de estatura, desenterrando a la otra que se revolcaba de risa y no tenía miedo a hacer el loco, pescadora de recuerdos, friolenta y feliz dentro de todo.

martes, 29 de octubre de 2013

Toda esa pestilencia que yo emanaba, toda esa mala vibra, todas esas inseguridades, esa decadencia, esa mediocridad, esa falta de ánimo y ganas de hacer cosas, esas pocas ganas de atreverme, de luchar, de salir, de hablar, de ser... se han ido. Todos esos miedos que destilaba hasta por las orejas, ya no están.
Tengo mi corazón y mi mente abiertos de par en par, mi visión está clara, y aún más mi misión, toda esa extrañeza que me causaba el mundo y toda esa indecisión, ese miedo de amar, esa incredulidad de no sentirme amada, ese sentimiento de poca cosa, todo eso se ha marchado. Todas esas cosas malas no se han ido del todo, sino que se han transformado. Siento que he dejado todo ese cuerpo roído y maltrecho, no está. 

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